"Drizzt tomó un pasaje lateral, consciente de que la red se estrechaba, que la fuga desesperada no daría resultado.
Entonces la draña apareció ante sus ojos.
Drizzt fue incapaz de soportar la repulsión, y retrocedió a pesar de los peligros que había detrás. ¡Ver a su hermano convertido en un monstruo! El torso hinchado de Dinin se movía al compás de las ocho patas peludas, el rostro convertido en una imperturbable máscara mortal. El vigilante consiguió controlar las emociones, la necesidad de gritar su horror, y buscó la manera de sortear el obstáculo. Dinin lo amenazaba con el lado romo de las hachas que portaba, al tiempo que movía las patas a un lado y al otro, sin dejar ningún hueco por donde pasar. Drizzt no tenía elección; dio media vuelta, dispuesto a escapar por donde había venido, cuando vio aparecer a Vierna, Jarlaxle y Entreri. Vierna avanzó, con el látigo de cinco cabezas de serpientes vivas preparado.
-Si me derrotas, te devolveré tu libertad- se burló en el idioma drow, mientras arrojaba a Centella a los pies de su hermano Drizzt. Él intentó coger el arma y Vierna descargó un latigazo, pero Drizzt había previsto el ataque y no llegó a tocar la cimitarra.
La draña avanzó para descargar un golpe de hacha contra el hombro de su hermano y obligó a Drizzt a retroceder hacia Vierna. El vigilante no podía hacer otra cosa que intentar recuperar la cimitarra, y se lanzó de cabeza sobre el arma.
El cruel látigo de Vierna lo golpeó otra vez, y las cinco cabezas mordieron ansiosas la torturada carne de Drizzt. La implacable sacerdotisa de una diosa inmisericorde azotó al prisionero indefenso una docena de veces, con el rostro desfigurado por una mueca brutal y salvaje.
Drizzt se obstinó en no perder el conocimiento, y miró a su hermana con el más absoluto desprecio, cosa que sólo sirvió para enfurecer todavía más a Vierna. Sólo la intervención de Jarlaxle y Entreri evitaron que lo azotara hasta matarlo. Para el vigilante, con el cuerpo sacudido por un dolor intolerable y sin ninguna esperanza de sobrevivir, fue un acto que no agradeció."
Fragmento extraido de El Legado.